La gran farsa sobre el empleo
Unos tienen que echar horas extraordinarias y otros no tienen ni para comer
No hay gobierno que se precie, ya sea local, autonómico o nacional, que no diga que su prioridad es la lucha contra el desempleo.
No hace falta que les cuente que, en Chiclana, la caída del sector de la construcción supuso un auténtico naufragio económico al arrastrar con él al sector servicios. Tan solo el turismo mantiene el débil pulso del empleo y la actividad económica de la ciudad.
Políticas de empleo
Aunque las competencias en empleo son cosa de la Junta de Andalucía (ya saben, ese juego perverso de las competencias), tanto el anterior gobierno con su desmadrado PLES, como el actual con el “magnífico” Plan Integral de Empleo han intentado detener la sangría de puestos de trabajo.
Millones de euros que, viendo el resultado, han debido escurrirse por el sumidero ya que el problema de fondo singue sin solucionarse. Será la crisis, será el modelo económico o será que la Virgen del Rocío no atiende a las peticiones de la Ministra de Empleo, pero sigue sin haber empleo para más de 14.000 personas.
La única opción que parece viable es la de convertirnos en autónomos, emprendedores como se llama ahora y que queda más fino o empresarios individuales como dicen desde otros sectores. Una apuesta arriesgada teniendo en cuenta como está el crédito y el consumo.
¿Por el empleo o por el silencio y la paz social?
Como les decía al principio, todos los gobiernos dicen hacer lo imposible para acabar con el desempleo, por ayudar a los más desfavorecidos o practicar lo que llaman pomposamente políticas sociales.
¿Es cierto lo que dicen? Creo que no.
Los podemos llamar PER, ahora PROFEA, PLES, PIE o como lo queramos llamar, pero ninguna de estas políticas de empleo parece orientada a conseguir que se cree empleo. Entonces, ¿qué se busca?
El silencio, la paz social, que se proteste menos y que la gente no salga a la calle enfurecida. Ni más, ni menos.
Lo malo del asunto es que las partidas presupuestarias ya no dan para más. Ya hay tanta gente necesitada de ayudas que no hay dinero para atenderlas a toda. El silencio empieza a convertirse en clamor y el malestar va en aumento.
Asociaciones caritativas, como Cáritas, Cruz Roja o el Banco de alimentos no paran de alertar que cada año hay más gente haciendo cola por un poco de comida y que los recursos cada vez son más insuficientes para atenderlas con un mínimo de dignidad.
Acabar con la pobreza
Hace unos meses, desde la Junta de Andalucía se sacaba pecho porque a los más pequeños se les iba a garantizar que pudieran comer tres veces al día. Tras treinta años de gobierno, tiene narices que eso sea un logro.
Esa es la madre del cordero, en la Junta, en el Ayuntamiento y en el Gobierno Central: No se lucha para erradicar la pobreza, se lucha para que las personas sigan pidiendo un empleo, una casa o un plato de comida y seguir manteniendo una red clientelar de barrigas agradecidas.
No se pretende que seamos autosuficientes y capaces de echar andar. Se nos prestan las muletas y que sigamos dependiendo de quienes mandan.
Nadie apuesta por poner a producir todo lo que tenemos, nadie apuesta por enseñar a pescar en vez de darnos una caña.
Para los que mandan resulta mucho más útil tener a un pobre contento que acabar con la pobreza. Cuando llegue la hora de votar, ese pobre mostrará su agradecimiento a quien le llenó la barriga una vez porque espera que se la vuelvan a llenar.
Cada vez más pobres, cada vez más empresas sin trabajadores y más trabajadores sin empleo.
Autónomos y empresarios asfixiados a base de impuestos que no sabemos dónde van o en que se invierten, administraciones públicas que dejaron de convertirse en motores de empleo razonable y pasaron a ser agencias de colocación de amiguetes, cada vez menos dinero para satisfacer necesidades básicas. Mal asunto.
¿No hay trabajo?
Bueno, es una manera de verlo. Otra es que hay trabajo, lo que no hay es empleo.
Veamos un ejemplo: Chiclana de la Frontera, casi 15.000 desempleados. Cayeron Vipren y Polanco, dos “monstruos” empresariales y la única empresa grande que queda es el Ayuntamiento con las empresas municipales a la zaga.
En la calle, esos miles de desempleados no encuentran empleo porque “no hay trabajo” y la administración local no puede hacer nada (dice) ya que la ley Montoro prohíbe el incremento de plantilla. Curiosamente, nunca he escuchado a nadie del PP de Chiclana oponerse a la ley Montoro, pero eso es otra cosa.
Sobra trabajo y falta empleo
En 2012, quien esto escribe, se sumaba megáfono en mano a las protestas de los trabajadores públicos en defensa de sus derechos. Lo digo porque lo que viene a continuación igual deja dudas sobre mi apuesta por el empleo público, cosa que sigo defendiendo con todas mis fuerzas.
Tras largas negociaciones con el Ayuntamiento, se alcanzó el acuerdo y se acabaron las movilizaciones que perturbaban la ansiada paz social.
Hoy, en 2014, nuestros representantes políticos siguen diciendo que no hay trabajo pero la plantilla del Ayuntamiento ve recompensado su trabajo con un sueldo (igual de mísero que en 2012), horas extraordinarias, productividad y gratificaciones.
¿Horas extraordinarias?
Pues sí. Hay personas que echan un buen montón de horas extraordinarias en el mismo Ayuntamiento que dice que no hay trabajo.
Con el visto bueno de casi todos los sindicatos, hay personas que cobran festivos dobles en la nave de obras o trabajan sábados y domingos en la Delegación de Deportes. Lo mismo ocurre en Chiclana Natural.
¿Productividad?
Uno puede entender que en una industria, por razones de producción, se pueda disfrutar de un complemento de productividad cuando hace algo extraordinario.
Sin embargo, en una administración pública, ya sea local, autonómica o nacional esto me parece un disparate.
Si encima, resulta que hay personas con un salario más que digno y que ve como éste aumenta con un buen pellizco de productividad, la situación clama al cielo.
Y gratificaciones también
Si estos comentarios anteriores no le han gustado mucho y siente que le están tomando el pelo cuando le dicen que no hay trabajo, debería saber que para 2014 hay previsto el pago de casi 800.000 euros en gratificaciones para el personal municipal.
Difícil de explicar
Realmente no es tan difícil si lo que se pretende es que se conozcan las cosas y gobernar para todo el mundo.
Lo que es realmente difícil es explicar a esos casi quince mil parados que hay personas que tienen que trabajar sábados, domingos, festivos y/o echar horas extraordinarias cuando ellos no tienen empleo.
Eso implicaría que el gobierno de turno tuviese presente que gobierna para ochenta mil habitantes y que la conflictividad de los empleados públicos no puede quedar por encima del resto de la población, usando horas extras, productividad y demás retribuciones adicionales para acallar conciencias.
Implicaría que los partidos políticos, de uno y otro signo, pensasen más en el conjunto de la ciudadanía que en sus intereses particulares.
Cuanta verdad dice dicho artículo, y el Ayuntamiento actual sigue igual que el anterior del PP-PVRE, «SIN HACER NADA» por los parados de Chiclana.
Todos prometieron que iban a crear empleo, que se iban a municipalizar servicios y han transcurridos ya nueve meses, y aún no ha parido nada de la nueva Corporacion.
Muchas horas extras y gratificaciones al personal de Ayuntamiento y estos no dan ni golpe.