Román vuelve a la Alcaldía de Chiclana con el «empleo y servicios básicos a las viviendas» como retos principales
El socialista se hace con la presidencia del Ayuntamiento chiclanero con los votos de sus concejales y de Izquierda Unida
Todo tiempo de mudanza tiene siempre algo de añoranza, un tanto de incertidumbre y una gran dosis de ilusión. Y por si había alguna duda ante ello, transparencia, responsabilidad, compromiso, honestidad o humildad fueron las palabras más repetidas en un Ayuntamiento chiclanero que en la mañana de hoy mudó de color. Del azul PP al rojo socialista fue el cambio que llenó ayer de buenas palabras un salón de Plenos que olía a nuevo: muchos concejales y nuevas formaciones de estreno. Sin embargo, una persona acaparó todas las miradas: José María Román, justo en el acto que le devolvió la Alcaldía después de cuatro años.
«Llega la Feria y nos viste de un tiempo nuevo. Llega un tiempo nuevo». Román se comprometía así con ese sentimiento que embargaba a muchos de los asistentes, justo como primeras palabras de su discurso. Minutos antes, había recibido el bastón de mando de manos del alcalde saliente, el popular Ernesto Marín, y ante una larga ovación de concejales, autoridades e invitados y público asistente. Se consolidaba así lo que las urnas decidieron el pasado 24 de mayo cuando le devolvieron al PSOE la mayoría (en este caso simple) con 11 concejales y lo que los socialistas consolidaron días atrás con un pacto de investidura con Izquierda Unida.
A las 10 de la mañana arrancó la sesión plenaria que materializó este cambio en uno de los actos de investidura más madrugadores de la Bahía, pese a estar en Feria. Eso no restó expectación a una ceremonia en la que hubo que colocar sillas de más y una pantalla en el atrio del consistorio para poder seguir la ceremonia. Entre los asistentes, el vicepresidente de la Junta y exalcalde de Chiclana, Manuel Jiménez Barrios; la parlamentaria andaluza María Teresa Ruiz-Sillero y la delegada de Cultura de la Junta Cristina Saucedo. Los concejales más mayor y más joven (tal y como marca la Ley) fueron los encargados de constituir la mesa. Una labor que recayó en el alcalde saliente, Ernesto Marín y el concejal socialista José Alberto Cruz. Precisamente, fueron ellos los primeros en jurar su cargo como concejales, antes de que llegaran el momento del resto de concejales.
Por voto público, cada concejal fue dando su voto a los dos únicos ediles que presentaron candidatura a la Alcaldía: Román y Marín. Con los 11 votos socialistas y los tres de Izquierda Unida, el socialista se convirtió en el concejal más votado. El resto de ediles se abstuvieron (como el caso de Por Chiclana Sí Se Puede y Ganemos) o votaron a Marín (como es el caso de los ocho concejales populares). Sin embargo, la mayoría absoluta alcanzada con los 14 votos de PSOE e IU fueron más que suficientes para que Román se alzara con el bastón de mando tras una larga ovación de los presentes.
Llegaba el momento de los discursos. Justo el tiempo en el que el recién elegido regidor tomó la palabra para dirigirse, de pie, a los presentes. En un discurso directo, claro y optimista, José María Román dejó claro las premisas de su gobierno: «Tenemos dos prioridades fundamentales: empleo y servicios básicos a las viviendas». Y, de paso, otra aclaración: «el debate es consustancial a la democracia, por eso permitiremos que todas las propuestas sean debatidas».
Un nuevo PGOU «económicamente viable»; una economía municipal «al servicio de la ciudadanía»; ajustes en el área de Urbanismo; «lealtad a los colectivos sociales» o el desbloqueo del Poblado de Sancti Petri como «un motor económico» fueron algunas de las medidas planteadas. Igualmente, anunció la reestructuración de las empresas municipales: Chiclana Natural pasará a ser solo para «gestionar el ciclo integral de agua» y garantizar «los servicios básicos» y Emsisa a vivienda «para gestionar las cooperativas de viviendas» y «el fomento económico y la ayuda empresarial». Ideas de un alcalde que prometió «ser de toda Chiclana, de los que apoyan o lo que no».
Mucho menos optimista fueron las palabras del alcalde saliente, Ernesto Marín, que «deseó suerte» a Román «porque su suerte será la que tengan los chiclaneros». Además, repasó uno por uno todos los logros del PP en la Alcaldía, aunque no se libró de una sonora pitada cuando encomió al socialista a solventar problemas que heredará la nueva Corporación Municipal, como el conflicto con las limpiadoras municipales o la ausencia de PGOU. Por su parte, Ana Rodríguez de IU, dijo querer hacer «una política participativa» y «trabajar con honestidad y transparencia»en su labor en la oposición, aunque como aliados del PSOE.
Adrián Sánchez, de Ganemos, pidió que el Consistorio «abriera puertas y ventanas». Una idea similar reclamó Daniel Martín, de Podemos, que dijo estar muy orgulloso «de estar en la oposición», ya que «no se creen al PSOE». Y, de paso, otro grito de transparencia: «El Ayuntamiento tiene que hacer sus paredes de cristal». Está por ver si tantos propósitos se cumplen, cuatro años hay en el horizonte para convertirse, como deseó la concejala socialista Cándida Verdier, «de nuevo en el motor económico y empresarial de la Bahía.